lunes, 22 de febrero de 2010

Cuento de Febrero (GANADOR)

EL DELINCUENTE

Estábamos en el coche , camino de la frontera entre España y Francia. Llevábamos todo el día viajando. Aquella noche mi hermano Matt había atracado un banco, y matado al director de dicho establecimiento. Lo recuerdo todo como una nube de polvo pasando sin cesar, sin dejar ver nada. De repente, esa noche, llamó a casa la policía:
-Diga.
-Buenas noches, policía, está Matt Dillon.
-No, no está.
-Muchas gracias. Adiós.
Entonces, llego Matt. Me dijo que cogiera lo indispensable, le vi cargar una pistola en el tiempo que yo cogía las llaves del coche. Le vi nervioso, pero no pregunté nada, sabía lo que pasaba. Fuimos al coche y se puso al volante él. Viajamos todo el día. Cada hora y media nos turnábamos, para conducir. No habló nada, solo al medio día:
-¿Tienes hambre?
-Sí, un poco, pero no he cogido comida.
-Pararemos y compraremos algo de comer.
Paramos en un pequeño pueblo, donde vimos un mercadillo. Él compró unos sandwiches y unas coca-colas. Yo me dediqué a dar vueltas por los puestos, vi uno de bragas y me acerqué. Había un cartel que ponía "Por la compra de tres bragas regalamos un libro". Pensé en comprar, ya que no me había cogido ropa limpia, y me dieron un libro llamado"En manos de un delincuente". Luego fuimos al coche y comimos ahí. Quise romper el hielo y le dije:
-¿Matt, a dónde vamos?
-Lejos del país.
-¿Qué estupidez has vuelto a hacer?
-He atracado un banco, y matado a un tío.
-Sabes que ya eres mayor de edad y con todos tus antecedentes te meterán en la cárcel.
-Por eso mismo nos vamos.
Solo me voy con él porque es mi hermano, solo me ata a él la familia. Es un delincuente suelto.
Nos paramos en un descampado y se apoyó en el coche a fumar. Yo, mientras, leía para entretenerme. De repente vi que, con un movimiento rápido, cogió el arma y salió corriendo, supe por qué corría, porque oí un sonido, era la policía. Corrí tras él, pero no le alcancé. Le rodearon cuatro coches de policía. Grité que no disparara, pero no hizo caso. Sacó el arma y los policías respondieron a sus actos disparándole. Corrí hacia él, y me tiré al suelo. Estaba muerto, y ya no había vuelta atrás. Me llevaron a un centro de acogida, ya que era huérfana. Nunca pude terminar aquel libro que me dieron por tres bragas. Me recordaba totalmente a él.

No hay comentarios:

Publicar un comentario