lunes, 18 de octubre de 2010

Cuento de Septiembre




Su familia siempre ha sido muy pobre, nuca había tenido algún poder. Siempre, sometidos bajo la voluntad de la nobleza, todos sus antepasados se han dedicado toda su vida a trabajar, dando todo su esfuerzo posible. En eso se basaron sus vidas: en trabajar todo el tiempo bajo unas normas ¿Para qué? para poder vivir y alimentar a su familia. Solo eran unos simples campesinos y lo seguirían siendo siempre. No aspiraban a nada más, no tenían la oportunidad de llegar a algo más. Eran unos simples plebeyos. Sancho le encomendó una tarea a su hijo.

-Ve a por el arado, que está en la parte trasera y dirígete a arar los terrenos de nuestro señor.
-De acuerdo, padre.
Sancho se dirigió a la parte trasera de donde vivían y cogió el arado. Se dirigió a los terrenos de su señor y se puso a arar. Terminó pronto, realizó su trabajo con ligereza. Él no se podía ir hasta que el señor se lo dijera por lo que se quedó sentado, dibujando con un palo en la arena.


El señor llegó, se le quedó mirando como, como a su dibujo. después le entregó un saco con arroz y le alabó por su dibujo.
Se fue a casa y el día transcurrió de los más normal, trabajando, a ratos descansando en casa, pero sin sus padres. Ellos trabajaban el doble. al día siguiente Sancho fue a trabajar y , al terminar su trabajo, el señor le ordenó que se quedara en sus dominios por esa noche. cuando llegó a su castillo, le explicó que quería que le hiciera un cuadro para su capilla.