jueves, 4 de febrero de 2010

Cuento de Enero

AMOR FALSO

Tiré la carta al fuego. Hacía unas llamaradas naranjas intensas que, poco a poco, fueron consumiendo al papel, mientras yo lloraba por lo ingenua que había sido, sentada en la butaca del salón.

Pero empecemos desde el principio. Me llamo Claudia y mi novio Javier. Llevamos juntos casi cinco meses. Él se guarda muchas cosas para sí mismo, pero en nuestro aniversario de cinco meses, me contó que su ex novia era mi mejor amiga, Marta. Yo le dije que daba igual ya que eso era del pasado, y me contestó:

-Pensé que lo querrías saber-Dijo funciendo el ceño.

Me regaló un dvd con todos nuestros momentos juntos plasmados en fotos y vídeos, y, un collar de diamantes. Yo le regalé un viaje para dos a Nueva York, a él le encanaba y soñaba con viajar allí. Vio la fecha, del catorce al diecinueve. Me dijo:

-¿No se podría cambiar la fecha?

-Lo intentare, ¿Por qué?

-Nada solo que no puedo-Dijo apartándome la mirada.

Sé que se guarda muchas cosas para sí mismo así que no le presione. Cambie la fecha del diecinueve al veintiséis a su petición.

Dos días más tarde bajé a comprar algo de leche, huevos, y carne, ya que no tenía nada de comer. Mientras salía del portal me encontré a Javier con Marta, hablando. No sospeche nada malo, pero me quede mirando. Javier le entregaba un sobre a Marta, un sobre blanco como otro cualquiera. Me fui, ya que no había nada extraño. Nunca logré hablar con Javier, ya que siempre que le llamaba no me cogía el teléfono o lo tenía apagado. Un día me lo cogió:

-Claudia, hola ¿Que quieres?

-¡Javier! solo quería ver que tal estas, hace mucho que no hablamos.

-Yo estoy muy bien. Bueno te dejo que me voy a dormir.

-Adiós.

Se notaba que pretendía evitarme pero ¿Por qué?

El día diecinueve a las 3 horas antes del viaje a Nueva York, después de hacer la maleta, bajé a comprobar la correspondencia y encontré una carta sin sello como si alguien la hubiera metido.Ponía:

Claudia:

En estos momentos estoy esperando en el aeropuerto. No hace falta que vengas porque me voy con Marta. Nunca te conté que te fui infiel con ella. Lo teníamos en secreto y lo mejor es que tu no notabas nada.

Adiós Claudia.

Tiré la carta al fuego, hacía unas llamaradas naranjas intensas que poco a poco fueron consumiendo el papel, mientras yo lloraba por lo ingenua que había sido, sentada en la butaca del salón.

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