jueves, 17 de junio de 2010

Cuento de Junio

EL CUADRO DE MI VIDA



No es por ser modesto, pero yo no tengo manos de artista, o al menos eso es lo que recuerdo, ¿O lo que no recuerdo? quizás esto ha ocurrido por la mente tan negra como un pozo oscuro sin fondo que tengo.

-¿Quisiera saber qué es lo que ocurre?
-Lo siento señor, pero ha tenido una pérdida de memoria muy grave.
-Pero ¿La voy a recuperar?
-Eso venia a decirle, mucho me temo que no.
No encontraba la
razón del estar allí, pero empezaba a pensar que era una rotura de algún hueso . Esta noticia me ha supuesto un cambio de vida, o al menos no para i. Por lo que me habían contado, me había traído mi hija ¡Tenia una niña! Salí de la habitación para recorrer los aburridos pasillos del hospital. Las paredes blancas y los suelos de mármol blanco también, sera por la tranquilidad y relajación que produce. El suelo tenía unas lineas de colores, las puertas de madera blanca, y cada una de ellas numerada, había dispensadores de desinfección por todas partes. Yo tenia que salir de allí. Por suerte el medico me anuncio que ya me podía marchar. Me llevaron a mi casa en ambulancia. estaba allí una mujer.
-¡Papa!
-¿Hola?¿Quien eres?¿Mi hija?
-Claro, papa.
-Me la esperaba mas pequeña.
-La
tía Rosa me dijo que se pasaría dentro de muy poco tiempo. ¿Quieres que vayamos al museo? Es tu sitio favorito.
-Si es mi sitio favorito, pues vallamos.
Nos metimos en el coche recorriendo las calles de Madrid, hasta que llegamos a un museo. En el cartel
podía Museo del Prado. Estuvimos mirando bastantes cuadros. Una gran mayoría por un tal J.Sanchez. Me gustaban bastante los cuadros de ese tipo. Tenia las ideas claras de lo que quería expresar. Llegamos hasta un cuadro que me maravillo. En el estaba un soldado leyendo un periódico, dicho cuadro también de J.Sanchez. Me encanto lo que pude deducir de el. Tenia todo el tiempo del mundo para volver aquí a verlo, y, eso hice. Cada día visitaba el museo. Ya se me quedo grabado el camino de ida. Ese cuadro era mi gran pasión.

Una tarde de domingo, estuve en casa de mi hija, ella me contaba muchas anécdotas de nuestra vida.
-Te gustan mucho los cuadros de J.
Sanchez ¿Verdad?
-Me fascinan.
-Es un gran tipo.
-¿Le conoces? No me lo puedo creer, ¿Y no me lo habías contado?
-Si que le conozco, lo tengo delante.
No me lo podía creer ¡Era yo!
Jose Luis Sanchez, por eso me sentía tan compenetrado con el y sus cuadros, porque yo mismo los pinte. Yo mismo exprese todo eso. Y sobre todo, fui yo el que pinto ese cuadro que tanto me maravillaba.